Nuestro último día en Maks ha sido la mar de productivo. Llegamos al fin a conectar Minecraft Pi con Python.
Minecraft Pi es una versión ligera del famoso juego adaptada a la potencia de una Raspberry Pi que sirve como sandbox para que los jóvenes puedan explorar las posibilidades de un entorno 3D.

En nuestro caso, hemos usado el lenguaje de programación Python para crear scripts que permitan interactuar con el juego. Usamos el IDE (entorno de desarrollo) Thonny para inyectar el código que creamos con Python y modificar el entorno dentro del juego. No sólo escribimos cosas en consola, si no que creamos bloques y, con un par de bucles, estructuras complejas con un sólo clic.
Este tipo de interacción permite entender mejor cómo se codifican las órdenes para que un programa informático cree de forma procedural objetos o entornos sin intermediación de un ser humano, y es una puerta de entrada estupenda para las personas interesadas en iniciarse en la programación orientada a objetos y entornos gráficos avanzados.

Para concluir, Jason nos mostró las posibilidades del kit de desarrollo Mi:node para Micro:bit. Este tipo de kits, con conectores Grove, permiten que cualquier tipo de usuario acceda a la configuración de dispositivos IoT de forma sencilla, y son una puerta de entrada estupenda para todo tipo de colectivos que quizá no se sientan cómodos conectando o soldando cables.

La jornada ha terminado con una pequeña reunión donde tanto el grupo de Erasmus+ como los trabajadores de Maks han podido poner en común las sensaciones y experiencias que esta semana ha dado de sí.

Os diríamos que luego nos hemos ido a preparar la maleta, pero lo cierto es que nos hemos parado hasta encontrar un lugar dónde nos sirvieran las auténticas patatas fritas Belgas, ¡y un par de cervezas trapistas, claro!

Bélgica, ha sido un placer recorrer tus calles y aprender de tus habitantes y costumbres.
Nos vamos, pero el recuerdo perdurará. ¡Y la experiencia será transmitida!